Inició el paseíllo con una rotunda ovación de la afición alicantina, que se rompió en aplausos también en el homenaje que se realizó a la familia del Maestro en conmemoración de su 50 aniversario de alternativa.
Con la emoción a flor de piel, José María Manzanares recibió de rodillas y con una larga cambiada a su primer toro, un animal que salía suelto del capote. También lo hizo en el caballo y en el tercio de banderillas. Acusó más su condición en la faena de muleta, pero no fue obstáculo para que Manzanares torease a cámara lenta al compás de los olés del respetable. Muy despacio se movió por la plaza el de Alicante, regando de aroma a Manzanares toda la plaza. Un final de faena de máxima exigencia, seguido de una gran estocada le hicieron pasear la primera oreja de la tarde.
Por verónicas recibió Manzanares al segundo de su lote. El animal tuvo complicaciones de principio a fin, José María supo jugar con los tiempos y la distancia para aprovechar las virtudes que poseía. Fue esta una faena con muchísima transmisión en la que JMM ligó series que llegaron al tendido que disfrutó del toreo puro de su paisano. Mató de forma espectacular recibiendo y cortó dos orejas. Se concedió la vuelta al ruedo al toro.
Faltaba lo mejor, el homenaje personal de José María Manzanares a su padre toreando muy despacio y con una pureza impresionante. Inició la faena por abajo doblándose con el animal mientras la plaza se caía abajo. Dibujó naturales de ensueño templados. Con la derecha trazó con clasicismo reminiscencias del Maestro. En los tendidos se escuchaba decir que eran dos gotas de agua y es que fue el colofón final a un día lleno de emociones. Paseó una oreja pese a la fortísima petición de la segunda y disfrutó de la primera puerta grande de la temporada.