Es verdad que este año se han dicho muchas cosas de ellos y todo sea reconocido, con razón. No es fácil saber trabajar en equipo en el mundo en que vivimos tan competitivo y cargado de cortapisas para el ascenso y mucho menos lo es, si encima hay que hacer piña para que los méritos se los lleve otro…no son esos los valores que se estilan y muy a nuestro pesar, el individualismo y la competitividad atroz en la que estamos inmersos en la mayoría de nuestros trabajos, les hacen a ellos un claro ejemplo de que hay forma de conseguir que la unión haga la fuerza.
A pie Juan José Trujillo, Curro Javier y Luis Blázquez se han convertido ya en objetivo de las cámaras, la prensa, el aficionado exigente y el reclamo de a quien le gusta ver hacer las cosas bien de principio a fin. Trujillo es matador de toros y quizá fuese Curro Romero en aquella ceremonia de alternativa quién le pegase parte de su esencia mítica, quién le dejase el sabor del juego de muñecas para mover el capote al ralentí o quien le impregnase de la hondura necesaria para hacer de la lidia un auténtico arte. Los pares de Curro Javier harán historia por ejecución, reunión limpia y airosa salida. Es excelso y muy puro de poder a poder y tiene un sentido de la lidia que casi todas las tardes pone al público en pie. La afición y el tesón de Luis Blázquez le han llevado a estar mucho más que a la altura de sus metas, en la cuna mamó toreo del bueno y aprendió a andar entre trastos de torear como quién dice. La superación ha sido su bandera y el camino andado el premio a sus esfuerzos diarios escondidos debajo del vestido de torear.
A caballo “Chocolate” y “Barroso” dos picadores de dinastía torera que haciendo gala de sus nombres han llevado a la suerte de varas la juventud y la sabiduría de la que se empaparon casi sin quererlo. Pedro se perfila de frente, coge aire y lanza la puya con la suavidad medida hacia el morrillo del toro. El ruido de la espuela acompaña, como si de la banda sonora se tratase, el sonido de fondo de la escena mientras la medida exacta del puyazo convierte el momento en efímero. José Antonio es la fragilidad hecha hierro, poder…es el disimulo del compás a caballo, es la discreción personalizada, la verdad que hace grande a las cosas que no se notan, es el momento adecuado, el sitio perfecto.
Fuera de la plaza Javi, Limo, “Repiso”, Joserra, Jorge… Al final pasan tanto tiempo juntos que se han convertido en una gran familia en la que todo el mundo sabe cuál es su papel para que el juego ruede solo. Javi es la eficacia, Limo la fidelidad, Francisco Javier el momento, Joserra el ojo que todo lo ve y Jorge la compañía y quizá, sin saberlo, el psicólogo de cabecera. ¿Creo que está todo no? ¿Entienden el porqué del momento y de la regularidad de los triunfos? La seguridad y la confianza en los suyos son parte del secreto del éxito de José Mari. Detrás de sus virtudes y de su capacidad en la cara del toro, inconmensurable, está el cerebro de la operación, pero él merece capítulo aparte…MÓNICA ALAEJOS