La corrida de ayer en Barcelona se inició con el público en pie gritando «Libertad, libertad» y terminó con la triunfal salida a hombros de la terna. A todo ello, además del buen hacer de los toreros, contribuyó el notable encierro de Domingo Hernández y una entregada afición que no quiere resignarse a ver cómo la Fiesta es borrada de la historia de esta ciudad.

Manzanares sorteó el lote menos lucido. Quiso matar a ambos en la suerte de recibir. Fue especialmente importante la faena realizada ante el que cerró plaza, construida a base de muletazos robados con tesón que, unidos a la buena ejecución de la suerte suprema, le valieron la concesión también de la puerta grande.
BURLADERO
Pese a su nobleza, la embestida del tercero no tuvo la calidad de sus predecesores
ya que el animal tenía algo mas de temperamento. José M. Manzanares entendió bien su dubitativa embestida aunque sin conseguir redondear su faena. La espada, tres pinchazos y estocada entera, le privó de premio. El sexto fue devuelto por manifestar cierta flojedad. El sobrero embistió a oleadas y no terminaba de pasar. Faena a base de muletazos robados a un toro al que mató citándolo a recibir.
APLAUSOS
José María Manzanares no corrió la misma suerte que sus compañeros ante el tercero, un ejemplar que salió manseando. El alicantino sólo pudo dejar una serie al natural estimable frete a un toro al que le costaba pasar quedándose muy corto en su viaje. Tras pinchar en tres ocasiones en la suerte de recibir, mató de estocada al volapié. Sí pudo tocar pelo el alicantino ante el que cerró plaza y ésta vez por partida doble. El sexto fue devuelto por inválido y en su lugar salió un sobrero de Domingo Hernández ante el que volvió a manejar con gusto el capote en las verónicas de recibo. Tras una buena lidia a cargo de Barroso y Curro Javier, Manzanares realizó una faena con momentos de gran belleza, sobre todo en dos series extraordinarias por el pitón derecho en las que hubo empaque y gusto. A pesar de que el toro se vino a menos, el alicantino a base de insitir consiguió extraer muletazos de gran mérito ante un toro que hizo intención de rajarse. Una estocada recibiendo dejó al toro sin puntilla y con las dos orejas en manos de Manzanares.
MUNDOTORO
 José María Manzanares no tuvo opción de ‘entrar en la pelea’ con el tercero, un toro parado, incierto y a la postre rajado con el que el alicantino se empeñó, aunque su quehacer careció de brillo. Falló con la espada y fue ovacionado tras escuchar un aviso. El sexto fue devuelto por inválido, y salió en su lugar un sobrero de Domingo Hernández que cantó la gallina en banderillas pero al que Manzanares logró extraer muletazos de mucho mérito. El toro acabó desarrollando sentido y Manzanares fue recompensado con las dos orejas por su esfuerzo.
COPE
José María Manzanares hubo de pechar, en primer lugar, con el de peor juego de la corrida, blando y mansurrón. Se lució a la verónica y a base de empeño le sacó pases de mérito a un toro que se quedaba a mitad del viaje. Quiso matar recibiendo y pinchó en dos ocasiones para luego recetar un volapié hasta las cintas.
El sexto fue devuelto por su notoria falta de fuerzas y salió en su lugar un toro de embestida incierta al que el alicantino lanceó con gusto a la verónica y con la muleta logró dibujar pases sueltos de mérito. Se sacó la espina a la hora de matar, citando de nuevo en la suerte de recibir, para esta vez dejar una estocada en toda la yema que hizo rodar al toro sin puntilla.