La sensación de la Magdalena ha sido Manzanares. Otra vez Manzanares, escribí en Las Provincias. Felizmente Manzanares. No es que haya sido el único que haya volado por las alturas, hubo más y no menos felizmente. A mí me encantó la respuesta de Juli que apretó el gesto y sacó a pasear al triunfador que lleva en su alma y no regaló ni una sonrisa hasta que no puso su honor de líder en su sitio y aseguró la puerta grande. Eso se llama pundonor de figura. Me gustó mucho Luque que atemperó por momentos su rabia juvenil y lució como nunca, pero la gente, aficionados y público en general, habla de Manzanares. No es capricho, sacabas estos días en La Plana el tema Manzanares y te echaban encima de la mesa un montón de argumentos de los que se te antojan irrefutables. Su porte de torero grande, su capacidad para llenar el escenario, nada de eso se aprende ni se compra ni se falsifica ni sobra, su facilidad para andar con los toros, la puntualidad con la que avanza -ya saben que estancarse es morir- su ambición y su capacidad de mejora que permite verle crecer: en Madrid ya le vimos en su día superar la prueba de la presión; en Sevilla le vimos torear de dulce y también salvar el compromiso peleándose con un toro difícil para no quedarse atrás; en Valencia estas Fallas le quitó velocidad a su toreo hasta dormirlo por momentos; ahora en Castellón no sólo hizo realidad -cuestión de orgullo- un estoconazo en la suerte de recibir de los que se graban en la memoria de las grandes emociones sino que le puso un punto de variedad y gusto a su toreo de capa, un quite por chicuelinas cargadas de pausa que se me antojaron edición corregida y seguramente mejorada de las que interpretaba su señor padre. Chicuelinas de manos bajas, capote alado, giro sevillano, figura erguida y reflejos paternos. Y a más a más en el remate, al estilo airoso del lance de Chicuelo le añadió el abrazo de media verónica belmontina que todavía las hizo mejores. Algo así como Triana y la Alameda de Hércules recreadas desde la perspectiva del Benacantil alicantino.