No fue mejor el sorteo con Manzanares. Su lote fue el más desagradable, el más salvaje y áspero. En manso. El castaño segundo salió probón, manseando con su guasa. Un “regalito” el toro, repuchando y esperando un mundo los primeros cites con la muleta de Manzanares. El torero no tiró las tres cartas y quiso probar su capacidad. Fue trayéndose al toro. Fuerte el toque, firme la planta. En el primer susto, el desairado animal le puso los pitones en la barbilla. Pasado el “ay”, el toro de rajó del todo. Loable intención de Manzanares y notable el espadazo.
El quinto tuvo plaza, imponía el toro por forma y fondo. Arreó en los dos tercios primeros, iba suelto, sin fijarse. Se mantuvo en sus trece en la muleta, sin reposo ni clase.
Foto archivo Joserra Lozano