Después de reventar las puertas grandes de un sinfín de plazas y de consumar algún hito histórico como el indulto de “Arrojado” en Sevilla, podemos afirmar que la temporada de José María Manzanares resiste pocas comparaciones con las de los más importantes toreros de los últimos tiempos. No se recuerda nada igual, y sin embargo, tampoco podemos calificar su campaña como una sorpresa. Lo de Manzanares en el año 2011 es, simplemente, el resultado de un proceso de crecimiento que ha llegado a su primera cumbre en el ejercicio ahora concluido. Así piensa y vive un torero en las alturas.