José María Manzanares conquistó su Alicante natal una vez más con un triunfo rotundo después de firmar una obra de gran calidad ante el quinto toro de Juan Pedro Domecq.

Nada más concluir el paseíllo recibió de manos del Club Taurino de Alicante el premio que lleva el nombre de su padre, el maestro Manzanares, y que lo reconoce como triunfador de la pasada temporada en la feria de Hogueras 2018.

El público tuvo que esperar hasta el quinto toro para ver una obra magistral del torero de la ciudad. Manzanares puso la plaza en pie hasta el punto de que al concluir su actuación, se pidió con mucha fuera el rabo. Faenón de mucha calidad y temple a un toro de raza pero con matices. En manos de Manzanares el animal de fue a más. Lo cuidó en la capa y la obra creció por momentos en la muleta. Toreo con naturalidad, calidad y elegancia por ambos pitones. Comenzó con la diestra, citando en la distancia y luciendo las arrancadas del toro, que tuvo mucha fijeza y movilidad. Ligó con los talones asentados, alargando los viajes sin perder la verticalidad en la figura. Faena cadenciosa y llena de armonía rematada con hondos pases de pecho. La estocada fue de libro.
 
Con el anterior tuvo menos suerte. Lo recibió con gusto a la verónica y remató con una revolera. El toro ya marcaba su falta de fuerza, a pesar de querer colocar la cara con calidad en los vuelos de la capa de Manzanares. Se fue a los medios a iniciar faena y consiguió destacar algún pase de calidad y despaciosidad pero poco más pudo hacer que agradar con el dominio de los tiempos y su disposición. 
 
Puerta grande para Manzanares que una vez más izó la bandera en su tierra, la enésima conquista de su carrera.