José María Manzanares hizo el paseillo en la colombiana plaza de toros de Cali, dejando su personal sello y exprimiento al máximo al lote de Ernesto Gutiérrrez que le tocó en suerte.

Hubo que esperar hasta el quinto de la tarde para ver los mejores compases vividos hasta el momento. Estética, calidad y elegancia del torero cuando recibió a Marqués. El animal embistió sin demasiada clase desde el inicio, desentendiéndose del capote que le presentaba Manzanares. Destacable recibimiento capotero del torero, que después fue ganando la confianza del animal poco a poco. El toro se aquerenció en tablas, embestía rebrincado y soltando la cara, con muy mal son. El diestro fue instrumentando una faena de dominio hasta conseguir que su oponente se entregara. Le puso con mucha firmeza y gusto la mano derecha. Largo llevó por allí en dos series profundas de pases templadísimos a un animal que no lo puso fácil. Los naturales fueron muy de verdad, con el sello que Manzanares imprime por cada plaza en la que se ha anunciado. Brotó su torería cuando cogió la muleta con la izquierda, arrancando los fuertes ‘olés’ del tendido de Cañaveralejo. Tras ejecutar la suerte de recibir a la hora de matar, paseó una oreja que reconoció su inteligente y asentada labor.

Antes poco pudo hacer con el primero de su lote. El diestro lo recibió con el compás abierto para después estilizar las verónicas a pies juntos. Con la franela, el animal se lastimó una de sus extremidades y el torero tuvo que abreviar.