Esta es una historia de sangre y arena. También de moda y belleza. Cuando Riccardo Tisci puso su mirada sobre José María Manzanares el flechazo no fue sólo por su evidente belleza racial. Hubo algo más fuerte, algo que tiene que ver con vivir continuamente al borde de la muerte. “Un torero, aunque no hable, hace que te fijes en él, desprenden una energía especial”, sentencia quien es considerado la revolución taurina del momento. La moda, hoy más que nunca, necesita dramatismo y emociones auténticas. Carine Roitfeld y Mondino han encontrado en Manazanares la fuerza que ningún modelo puede ofrecerles. Ya lo dijo Oscar Wilde, “los hombres siempre matan lo que quieren”. Aunque esta historia tiene más de amor que de muerte.
Eres nieto, hijo y hermano de toreros. ¿Llevabas esta profesión en las venas?
Nací en una familia taurina, pero nadie me ha impuesto nada. Siempre he amado a los animales, primero quise ser veterinario, pero con 19 años decidí que mi vida iba a estar consagrada a los toros.
¿Fue una decisión dura?
Esta profesión exige una entrega total, mi etapa de juventud se anuló por completo. La familia y el toro, lo demás no importa… Pero todo el esfuerzo compensa cuando recoges los frutos de tanto trabajo.
¿El miedo forma parte de tu profesión?
Por supuesto. Y quien diga lo contrario, miente. Pero nunca debemos tener miedo en nosotros mismos, porque los toros, como los perros, son muy celosos: pueden oler tu inseguridad. Es entonces cuando corres peligro en la plaza. De hecho han habido toros que me han cogido por no estar seguro frente a ellos.
¿Podrías contar cuántas “heridas de guerra” tienes en el cuerpo?
Cornadas sólo una, en la pierna. Pero las cogidas, magulladuras y golpes son incontables. Ahora tengo una seria lesión en los tendones de la mano izquierda, llevo 11 operaciones y hago 3 horas de rehabilitación al día. Está siendo muy duro.
¿Esa cornada es el recuerdo de lo cerca que estuviste de la muerte?
En parte, sí. Cada una de mis cicatrices es una lección que me ha dado la vida, me enseñan algo nuevo sobre mí y sobre mis límites. Cuando eres joven arriesgas demasiado porque no conoces las consecuencias, por eso es tan fascinante ver cómo maduran los toreros.
¿Piensas en la muerte?
¡Desde luego! He perdido a gente que conocía dentro de una plaza de toros. Pero yo prefiero desviar ese pensamiento y centrarme en crear emociones puras en el espectador.
¿El toro, en la plaza, es un enemigo o un compañero?
Es un compañero, por supuesto. Nunca puedes tratarlo como un enemigo, él es tu aliado para crear arte y belleza dentro de la plaza.
Incluso has declarado que “torear, a veces, es como hacer el amor con la persona que quieres”. ¿Tan fuerte es?
Sí, mucho… No sabría cómo definirlo… Cuando estoy toreando siento las sensaciones más bonitas que he tenido en mi vida. Recuerdo especialmente a “Arrojado”, el toro que lidié en La Maestranza de Sevilla y que encumbró mi carrera profesional: hubo un momento en el que parecía que sólo existíamos él y yo en el universo, era como si el espacio y el tiempo se hubiesen detenido.
¿Qué sientes cuando hundes el estoque en lomo del toro?
No es placer, te lo aseguro. Muchas veces tienes sentimientos encontrados.
¿Por qué crees que genera tanta expectación la imagen de los matadores de toros a nivel internacional?
Cualquier profesión que se enfrenta a la muerte genera admiración. En la nuestra, además, interviene la estética. Supongo que es una combinación que cautiva fuera de España.
Sin embargo, el mundo taurino, desde dentro, es muy clásico y tradicional…
Es cierto, estábamos un poco estancados, pero la imagen del mundo del toro está cambiando. Somos los propios toreros quienes tenemos que hacer que evolucione, pero siempre con respeto.
Las redes sociales pueden ser un buen medio para trasmitir este mensaje, ¿usas alguna?
Sí, me gusta Twitter. Me permite estar cerca de los aficionados y explicar mis sentimientos. Aunque suponen un esfuerzo, porque muchas veces, antes de una corrida, cuando necesitas estar muy concentrado, tienes que twittear, algo que antes no sucedía. [@JMManzanares]
¿Estas nuevas tecnologías son las que te han valido el apelativo del “Apple de la tauromaquia”?
[Risas] Parece una broma con mi apellido, pero tiene bastante sentido con mi sentido del toreo y de la vida (que son lo mismo). Yo quiero hacerlo cada vez más fácil y mejor, más elegante y moderno, y con el mejor diseño posible, porque la estética es fundamental en mi trabajo.
Y la moda, ¿te interesa?
Me interesa, pero no soy un seguidor acérrimo. Tengo un estilo un poco tradicional.
Pero la moda sí se interesa en vosotros, parece que Riccardo Tisci ha puesto su mirada en ti…
Riccardo me ha hablado siempre con el corazón. Ha sido muy amable conmigo y ha demostrado mucho interés por el mundo taurino, por eso le regalé un traje de luces. ¡Espero que se lo ponga algún día!
Has posado delante de la cámara de Bruce Weber, Peter Lindbergh, James White y ahora, para V MAN, has trabajado con el tándem Mondino y Carine Roitfeld. ¿Qué tal te sientes con el mundo de la moda?
He disfrutado muchísimo con Carine y Mondino. Intercambiamos muchas ideas: ellos querían saber cosas sobre mi profesión y yo sobre la suya. Hubo una conexión increíble, sobre todo me sorprendió su capacidad de concentración, recuerda mucho a la que tenemos los toreros cuando salimos a la plaza.
Aunque la moda no te interese demasiado, has dicho que la estética es vital en tu trabajo. ¿Intervienes en el diseño de tus trajes de luees?
La estética no es fundamental en el mundo taurino, sino en la vida en general. Participo activamente en la creación de mis trajes, realizando modificaciones en las proporciones tradicionales y seleccionando colores y bordados. Tengo debilidad por el grana y el oro.
Sientes que formas parte, junto a personalidades como Pedro Almodóvar, Penélope Cruz, Ferrán Adriá, Pau Gasol o Rafa Nadal, de los grandes embajadores de la cultura y el deporte española?
No, no me siento así ni es esa la finalidad de mi trabajo. Tengo que estar concentrado en mi profesión, la ambición puede obnubilarte y desviarte de tu camino.
En este sentido, ¿el toreo es más un arte o un deporte?
Para mí es un arte, yo no compito contra nadie. Aunque la preparación sea de deportista de elite.
Si es un arte, necesitas una musa, ¿de quién se trata?
[Risas] A parte de la gente a la quiero, es la música. Suelo escuchar a Alejandro Sanz y a Camarón de la Isla, me gusta el flamenco. Qué le voy a hacer, soy muy español…