José María Manzanares corta dos orejas en la Real Maestranza de Caballería de Sevilla en la decimo tercera corrida de abono, después de firmar dos faenas de gran calidad y de mostrar su infalible espada.
Con un lleno en los tendidos, el diestro aprovechó con creces su última comparecencia en el serial sevillano, toreando con gusto a sus dos toros, superando las dificultades que presentaron y haciendo tocar a la banda Maestro Tejera.
Al segundo de Cuvillo lo recibió encajado y protagonizó una chicuelina para después rematar de una larga muy vistosa. Ya desde el comienzo, el animal no se empleaba demasiado y acometía mostrando aparentemente problemas en la visión. Tanto es así que fue mayoritariamente protestado momentos después de que estuviera a punto de llevarse por delante al alicantino. Despertó el público sevillano con las dos primeras y emocionantes tandas por el pitón derecho. Muletazos perfectamente trazados que acompañaban en forma de caricias a las embestidas del Cuvillo. Se quedó Manzanares en la misma cara del animal para firmar un cambio de mano de una gran belleza. Empaque y compás que dieron vida a muletazos profundos, al ralentí. Las embestidas se sucedían con clase aunque al toro le costaba llegar con la misma codicia al tercer y cuarto muletazo. La estocada fue sublime y paseó la primera oreja.
El toro melocotón que salió en quinto lugar fue un animal que transmitió pero tuvo teclas que tocar. Se acostaba por el pitón derecho y Manzanares fue puliéndo el defecto. Las embestidas a veces bruscas del Cuvillo fueron encauzadas perfectamente por el torero, que actuó con exquisito gusto, especialmente al natural, cuando hubo reunión, calidad y armonía en los trazos. Llegaron con mucha intensidad las dos tandas finales y dos trincherazos de cartel. De nuevo, contundente espada y segunda oreja.
Buena actuación de Barroso y a gran nivel con los palos Suso, que se desmonteró.