Manzanares recibió, con gusto, a la verónica a su primer toro de Alcurrucén. Brindó la faena a la afición de Villena que llenó con libertad los tendidos de la plaza tras cinco años de prohibición. JMM inició la faena en el tercio para, poco a poco, salirse a los medios con el animal, teniendo que ejercer autoridad y mando sobre el toro que embestía destartalado. Fueron varias las tandas que toreó con templanza y cadencia con la derecha para rematarlas con pases de pecho llenos de hondura y profundidad. Con la izquierda consiguió templar la embestida del toro y  ligó buenas series al natural. El toro se fue apagando y Manzanares finalizó la faena dejando preciosos detalles toreros. Saludó una fuerte ovación tras una meritoria faena. 

El de Alcurrucén, un bronco que echaba las manos por delante de salida, se sometió a un gran Manzanares que se impuso desde el primer momento para sacar lo mejor de él. Toreó en redondo templando las embestidas y bajando la mano ante un animal que respondía cada vez mejor. Cambió a la izquierda para deleitar con varias tandas al natural, muy  templadas, en las que el toro cogía con suavidad los vuelos de la muleta del alicantino. La gente, emocionada, se puso en pie para aplaudir la gran labor de JMM. Dándole tiempo para recuperarse, anduvo con torería por la plaza, se colocó muy despacio y volvió a bajarle la mano con la derecha para terminar de cuajar una sublime faena a un toro que siempre fue a más. Preparó la suerte suprema con maestría y, tras la estocada, el público pidió los máximos trofeos. Dos orejas cortó Manzanares al toro de Alcurrucén que fue premiado con la vuelta al ruedo.