Cuando José María Manzanares padre acudió a la ceremonia de la alternativa tras la llamada de Ponce, la emoción que se respiró erizó los vellos del ambiente tanto como los ojos nublados en lágrimas de Manzanares hijo. El momento, la fotografía, la herencia, el abrazo familiar es algo que perdurará por siempre en el recuerdo de los aficionados. La carga sentimental era de profundidad. No sé qué palabras pronunciaría el Sabio de Chiva, pero seguro que sería algo así como «hoy te doctoro en el nombre de tu padre, como si fuese él». Y así fue. La piel de gallina envuelve todavía esta pluma que escribe con un bombeo que nace del corazón. Precioso el detalle del maestro alicantino al recolocarle con todo el cariño del mundo al nuevo Manzanares la espada sobre la muleta recién tomada, como la profesión. Desprendió mucho significado el gesto, un acercamiento que borraba muchas cosas y la distancia que nunca se debió producir. Hay mucho que hablar. O, mejor dicho, que José María senior le tiene que hablar. Quizá no era el día, porque el día pertenecía a Manzanares júnior desde que amaneció hasta que la puerta grande se descerrajó para dar paso a un torero ilusionante, con una cintura prodigiosa. El marcador, el rabo cortado al sexto, no deja de ser una mera anécdota de toda una plaza que gozaba su día grande entre el alborozo de contemplar el nacimiento de una estrella futurible. Tres naturales inmensos La larga cambiada al toro del doctorado, muy justo de todo, como toda la noble corrida de Daniel Ruiz, constituyó la carta de presentación. Las dobladas, plenas de estética, precedieron a tres naturales inmensos de ritmo, con la figura de Manzanares yéndose con los viajes hasta bordar un pase de pecho de soberano empaque, como lo fueron todos. Siguió el toreo zurdo con son y calidad, ligado y cómodo en la colocación, tal vez para no forzar a un animal que no requería esfuerzos, pero hay que hacer por cruzarse un poquito más; en redondo, sobre la derecha, continuó a media altura, en una pequeña laguna, que el pitón bueno era el izquierdo. La vuelta a la mano de los billetes terminó por exprimir unas embestidas cada vez más paradas. Por allí selló un par de cambios de mano superiores, como otro obligado pectoral. A la hora de matar, se le fue la mano a los bajos, antes de una estocada perdiendo la muleta. Al sexto también lo lanceó a la verónica, con la mano exterior un tanto alta. El prólogo de faena desembocó en los medios, con cadencia y suavidad. Presentó la muleta quizá excesivamente elevada y hacia arriba; se le ve a Manzanares más cómodo y acoplado con la izquierda, aunque en medio del conjunto el pulso bajó para recuperarlo después por derechazos y una última tanda cumbre, más ligada, con los vuelos a rastras. Ése es el camino. El contundente espadazo, otra vez con pérdida del engaño, precipitó la pañolada. Una, dos y, ya en el delirio de la fiesta, el rabo, un premio para la ilusión, que ha de servir para incentivar y motivar y ahondar en ese concepto extraordinario más que para creérselo. Se debe exigir a José María júnior mucho porque tiene mucho que ofrecer. Anda sobrado con los toros, pero hay que apostar y exponer bastante más, con ambición de veras. Ponce dictó una lección con el gazapón e incómodo cuarto, que no remataba los muletazos ni se empleaba, especialmente por la izquierda. De forma incomprensible el personal solicitó el ¡indulto! De coña. Enrique lo sobó en una primera parte hasta que se rompió en dos series de redondos mandones y largos. Una cadena de molinetes, unos doblones y media estocada pusieron punto y final a un quehacer largo y muy por encima del oponente. La obra anterior fue un dechado de mimo -ni un solo tirón- con un torito sostenido con alfileres y con clase. Rivera Ordóñez fue todo voluntad, desde la larga a portagayola hasta la densa y poco templada faena al sobrero que hizo quinto, al que cortó una oreja. Perdió otra con la espada ante el más brioso tercero, que manseó en los tercios previos, con el que se encontró más a gusto aunque siempre a la pala del pitón. / Vicente Zabala de la Serna

 

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