Comenzó pegando Manzanares, que aprovechó el viaje noble y humillado del primer Juampedro de su lote para administrarlo y llevar los tiempos y la exigencia de forma perfecta, hasta que la mano zurda le voló con profundidad y largura para reventarle la embestida al animal sin quitársela del morro, poniendo mucho el torero en la composición y firmando con regusto y una estocada al encuentro que lo despenó de forma fulminante para cortarle las dos orejas.
Una más paseó del quinto, que tuvo boyantía y movilidad para que la pasase Manzanares primero en la distancia, aprovechándole inercias y fomentando los finales largos y empacados. Más poso tuvo el trasteo cuando se la echó a la zurda Josemari, con el toro más templado y con la necesidad de enganchar y dibujar muy despacio para vaciar muy atrás la embestida enclasada y codiciosa del buen toro. Iba para dos orejas, pero el pinchazo previo dejó el premio en simple.
Cultoro.com
Manzanares cortó las dos orejas del primer toro de su lote. El de Juan Pedro fue bueno, tuvo nobleza y recorrido, y la faena del alicantino fue de menos a más. El cénit de su templada labor llegó en los momentos finales sobre la mano izquierda toreando al natural y también en los adornos que la epilogaron. Mató de una estocada recibiendo fulminante y paseó el doble trofeo. El quinto fue el más encastado de la corrida. Tomó un buen puyazo y, aunque no se desplazó en exceso en los capotes, luego embistió a la muleta con alegría y codicia. La primera serie diestra de Manzanares fue ligera, pero después fue sosegándose más al natural, terminando la faena en tono vibrante por él y por la embestida del burel. Cerró con pinchazo hondo y estocada y sumó un nuevo apéndice.
Aplausos