Tras un invierno complicado de lesiones y después de haber pasado hace unas semanas por quirófano, José María Manzanares -quien se vio obligado a cancelar sus dos primeras actuaciones de la temporada en Illescas y Valencia- acudía con una motivación extra a su primera cita del año.

Cortó una oreja después de torear con mando y empaque a un toro de Juan Pedro Domecq nada fácil, que ya en banderillas mostró sus complicaciones. El torero le bajó la mano y ligó series de ritmo y transmisión mientras el animal brincaba. El inicio de faena con dos poderosos trincherazos ya introdujo al público en la obra. Ello, unido al espadazo final, sirvieron al torero de Alicante para pasear un trofeo.
 
Su primer toro, muy flojo de condición aunque enclasado en la muleta de JM Manzanares tras el buen hacer de este, embistió con más corazón que fuelle. Consiguió hilvanar pasajes de toreo de calidad, asentado. Los riñones encajados y la figura vertical, totalmente recuperado de la rizolisis a la que fue sometido hace unas semanas. Por el izquierdo el animal de Juan Pedro Domecq tenía  menos fuerza aún. Dibujó algún trazo profundo el diestro, antes de irse a por la espada. En esta ocasión, lo intentó recibiendo, pero no lo logró en primera instancia y por este motivo el público no pidió la oreja. Gran ovación.