El diestro alicantino José María Manzanares se mostraba contrariado tras no sortear un lote de Daniel Ruíz que no se prestó al lucimiento. “Para mí ha sido difícil, creo que se han visto las complicaciones de mi lote y también la disposición que he traído a Sevilla. Los toros tenían los cuellos muy sueltos, sí y creo que no me ayudaron nada. El público ha sabido verlo y creo que hice todo lo posible”.
EL MUNDO.ES / ZABALA DE LA SERNA
El tercero venía atacado de kilos. Ponía en arrobas lo que que le faltaba de expresión en la cara. Como toda la corrida llevaba divisa negra de luto ppor Juan Pedro Domecq. Y por su propia alma de toro, que no podía con el tonelaje. Al sobrero, también de Daniel Ruiz, le dibujó Manzanares un saludo miscelánea de verónicas, delantales y chicuelinas. Pero buenas de verdad fueron las del quite, con la mano baja, sello de la casa, huella del padre. La media verónica enroscándose al toro provocó la respuesta de Morante: maravillosas dos verónicas y la media. Tronó ahora la plaza.
Manzanares se lo sacó a los medios después de mimarlo en un segundo puyazo inexistente. Y en los medios planteó la faena. Al toro le costaba repetir un mundo. Quizá le pesasen los terrenos. Incomprobable cábala. Le dejó el torero la muleta en el hocico, tiró de él largo, abriéndolo no poco. Momentos buenos a falta de la continuidad del toro y un gran espadazo de colofón.
PATRICIA NAVARRO / LA RAZON
A Manzanares se le veía con ganas de dar la cara. Quiso todo y más. Pero no su antagonista. Se abría el toro al embestir, amagando con rajarse y dificultó una faena larga, de buscar en todos los caminos. La impecable cuadrilla de Manzanares se desmonteró en ambos toros.
Precisión y armonía. Un lujo. Continuidad le faltó al tercero, sobrero del mismo hierro. Tenía profundidad en el viaje, pero le costaba un mundo ir. Ahí estuvo siempre la muleta de Manzanares.
ANDRÉS AMORÓS / ABC
El tercero, muy flojo, es sustituido por un sobrero, castaño, de la misma ganadería, que también flaquea. Mide Barroso el castigo, aguanta bien en banderillas Trujillo y Curro Javier es ovacionado al colocarlo, sin un lance: los detalles de sabiduría de la Maestranza. José Mari dibuja derechazos a cámara lenta, en el centro del ruedo, y aguanta parones. Muletea con su conocida clase pero el toro se para y enfría todo: las nubes siguen tapando el cielo.
El sexto también flojea y mansea, derriba a Chocolate, hiere al caballo. Saluda en banderillas Curro Javier, al que hace quites oportunos Araújo. El toro embiste a oleadas, descompuesto. Manzanares corre bien la mano, acompaña con la cadera, en preciosos muletazos, pero el toro no da facilidades y la faena resulta intermitente.