LA GACETA. Laura Tenorio

Madrid.- Se le nota que anda ilusionado. Y pleno de confianza. Tiene muy claro lo que quiere. Lo transparenta en el ruedo, donde no sabe ni quiere disimular nada. Ha madurado, ha crecido desde dentro, es dueño de sus emociones; ahora es capaz de reconocer sus miedos, también sus limitaciones. La operación de hernia a la que fue sometido con éxito, tras su paso por Sevilla, quedó atrás: “Delante del toro soy yo el amo de la situación; en un quirófano nunca sabes qué va a pasar. Por eso reconozco que le tengo mucho más miedo a un quirófano que a un toro”, admite el diestro alicantino.

-Vistos los éxitos que ha cosechado, tras la reaparición, parece que no le han quedado secuelas.

-No, físicamente los dolores que antes padecía ya no los tengo. Y mentalmente estoy preparado. Ahora sólo quiero sentirme toreando.

-Lo más duro del parón fue…

-La inactividad total. Porque si estás parado pero puedes hacer algunas cosas, lo llevas mejor, pero yo no tenía opciones. También se me hizo duro asumir que no iba a poder cumplir con los compromisos que tenía. Pero la verdad es que no podía alargar más el momento de la operación.

-¿Le ha pesado dejar ‘en blanco’ Madrid?

-Sí, no poder estar en Madrid la verdad es que lo he sentido como una pérdida.

-Para una figura como usted, ¿Madrid se hace imprescindible dentro de la planificación de la temporada?

-Sí. Madrid es una de las plazas más importantes del mundo taurino. Creo que para cualquier torero es esencial ir a ella.

-¿Se refiere a ir siempre en Feria?

-Sí, aunque eso depende de cada torero, de cómo quiera enfocar su carrera. En mi caso, entiendo que debo anunciarme en San Isidro o en el ciclo del Aniversario.

-¿Qué nivel de confianza tiene Josemari, el hombre, en Josemari, el torero?

-Plena, cien por cien.

-Y estando tan seguro de sí mismo, ¿por qué no ir a Madrid fuera de Feria, un domingo de julio, por ejemplo?

-Bueno, eso ya es cosa de mi apoderado. Él sabe bien cuáles son mis gustos y qué es lo que quiero en el mundo del toro. Por eso, si él considera que debo anunciarme en Madrid en el mes de julio, por qué no, estoy abierto a cualquier tipo de posibilidad.

– Le oído decir que ahora torea más para usted que para los públicos.

-Sí, pero eso tiene sus consecuencias. Un artista, ya no sólo un torero, cuando realmente se encuentra a gusto, es feliz haciendo su obra para sí mismo. Es cuando más hace disfrutar al público, porque es capaz de transmitir lo que siente de verdad.

-En el centro de un ruedo, ¿es difícil disimular algo?

-En mi caso, pocas cosas, porque no soy capaz de taparme o de fingir algo que no sienta. Soy bastante transparente y se me nota cuando estoy a gusto y también cuando no lo estoy.

-¿Cómo ha visto el ciclo isidril?

-Complicado. Creo que ha habido muchísimo malestar y que el ambiente se ha contagiado de ello. Si me tengo que quedar con algo de la Feria, me quedo con la faena de El Juli al toro de La Quinta.

-¿Por qué ha dicho ‘no’ a Pamplona?

-Todos los años, cuando planteamos la temporada, siempre hay alguna plaza con la que no contamos. Este año le ha tocado a Pamplona, pero por ninguna razón en especial.

-A la hora de esa planificación, ¿qué prioridades tiene?

-Lo primero, las plazas; después, las ganaderías. Intento anunciarme con las que entiendo me van a dar más posibilidades para sentirme y hacer mi toreo. Y por último, los carteles, que estén bien rematados.

-¿Y que prime la calidad a la cantidad?

-Sí, sí, por supuesto. Eso es casi un lema para mí. No soy torero que quiera torear mucho, porque para hacer el toreo hay que sentirlo. Cuando pasas de cierto número de corridas ya no haces Arte, lo que haces es un trabajo, te mecanizas, pierdes la ilusión, no emocionas. Para mí, para salir a un ruedo y poder transmitir uno tiene que sentirlo.

-En 2008 sumó 139 tardes; en 2009, 77; en 2010, de momento lleva 15 tardes. ¿Cuántas serán al final?

-He perdido 10 con la operación, por lo que creo que me voy a quedar en las 60-65. Y el año que viene, incluso quiero bajar a las 50-55. Estoy seleccionando mucho los sitios donde quiero torear.

-Usted ha dicho que “el toreo es sensibilidad y complicidad”. ¿Después de cuánto tiempo poniéndose ante la cara del toro se llega a esa complicidad y a ese nivel de sensibilidad?

-Eso es relativo. Normalmente, al principio de tu carrera no te das cuenta de todas las cosas que ocurren. Lo que quieres es triunfar y te da un poco igual todo lo que suceda. Según pasa el tiempo y vas madurando, te vas dando cuenta de que tu complicidad con el toro es vital para que tu toreo llegue a ser una obra de Arte. Es esencial que tú entiendas al toro, que el toro te sienta seguro delante de él y, sobre todo, que conozcas sus cualidades y sepas solucionar sus problemas.

-Hablemos de una de sus plazas talismán: Sevilla.

-Para mí, Sevilla es muy especial. Creo que es la plaza en la que más a gusto me siento. Su público tiene sensibilidad, clase y siempre juzga al torero en función del toro que tiene delante. Lo he dicho muchas veces, es un regalo de Dios poder torear cada tarde en Sevilla.

-Barcelona también es otro de sus feudos.

-Sí, sí. Admiro mucho esa plaza por su afición. Es una afición que desde el primer momento va a disfrutar, a ver torear. Y esa actitud los toreros la notamos enseguida. Merece todos mis respetos.

-¿Qué razones encuentra, si las encuentra, para que ahora quieran dejarles allí sin toros?

-La única razón es que quieren prohibir la libertad de cada persona para elegir aquello que le gusta. En estos tiempos, no hay que prohibir sino dar opciones.

-¿Con la clase se nace?

-Creo que sí, que se nace con ello, como el temple.

-¿Y el valor?

-El valor, sí. Tú naces con un valor determinado, que cambia según tu estado físico y tu estado mental. Según vas sumando años de alternativa, es necesario que el valor se incremente. Y es que cuantos más toros toreas, más miedo pasas, ya que eres más consciente del peligro al que te expones.

-En su caso, ¿ser torero es un privilegio o una herencia inevitable?

-Un privilegio, desde luego.