Admirado Pepe:
Tiene nombre de río madrileño y hoy volvió a conquistar la ciudad del Pisuerga. Por enésima vez. Su sentido de la estética y el temple, su toreo profundo, de hombros desmayados y pulso sedoso hacen crujir los cimientos del coso de Zorrilla. Es José María Dolls Samper ‘Manzanares’, ídolo en Valladolid.
Dos minutos antes de las seis, la hora taurina en Pucela, el cielo se abrió y pareció que ahí se acabaría la tarde. Pero los dioses cerraron el grifo porque hoy toreaba josemari. Prácticamente ya no llovió en lo que restó de festejo.
Había estado francamente bien el alicantino en el segundo, un toro nada franco de Victoriano del Río en los primeros tercios, aunque empujó en el caballo, pero que luego fue a más para que Manzanares lograra dibujar toreras series especialmente en la diestra. El cambio de mano fue soberbio, el espadazo, efectivo y los dos trofeos demasiado generosos.
Y salió el quinto. Un toro muy alto, muy en la línea del Pilar, el otro hierro del festejo. Verónicas y chicuelinas para descubrir que el castaño serviría en la muleta. Se lo deja crudo en el caballo y los subalternos se las ven y se las desean en banderillas porque el astado hace hilo; Trujillo y Blázquez se crecen y tienen que desmonterarse.
Brindis al público. Crespón negro en el brazo y en su corazón, usted, abuelo Pepe Manzanares, que nos dijo adiós apenas hace un par de días. Torero y toro, frente a frente. Comienza la sinfonía. El toro galopa, arrastra el morro por el albero remendado con serrín, humilla, embiste con fijeza a la tela.Ahora, una serie de derechazos largos; ahora un remate vaciando la buena embestida del animalcriado por Moisés Fraile.
Sitio, distancia. Resuello; una serie más por el pitón derecho. Zapatillas atornilladas a la arena, temple en la franela, hombros descolgados, riñones encajados. Mando; la muleta se cose al pitón y Josemari empieza a esbozar una obra de arte. Un cambio de mano, casi eterno y los naturales que brotan con la delicadeza de una caricia. Largos, templados, hondos… Desde el cielo también se jalean.
Otra más con la zurda. Tan despacio que cada natural dura un mundo. Arte efímero, pero arte. Un animal y un hombre en una danza, cuerpo a cuerpo; tan acompasada que no se sabe donde comienza la bestia y donde acaba el humano. Es en esos momentos cuando un ángel sobrevuela la plaza y la obra ya está resuelta ¿o no?. Ayudados, una trincherilla, un pase del desprecio y estocada en la suerte de recibir.
Herido de muerte el toro se traga su vida; el orgullo de un animal bravo le impide claudicar; dobla y se levanta. Manzanares lo deja, lo aplaude, lo respeta en sus últimos segundos y el toro muere como solo lo hace un ser que ha nacido para morir luchando, para luchar viviendo. Es su ejecutor quien pide la vuelta al ruedo, un último paseo de gloria ante el aplauso sincero de un público que también reconoce el papel de un actor que ha dado su vida en esta dramaturgia.
Dos orejas, qué más da. La estadística para los estadistas; el arte para los artistas; la magia para los dioses … Así es su nieto; espero que desde allá arriba haya disfrutado, porque Josemari lo ha hecho y mucho.
Siempre en el recuerdo, Pepe Manzanares
Por J.A. Gallego vía Tribuna de Valladolid
————— Otras crónicas ——————–
José María Manzanares abrió la puerta grande del coso del Paseo Zorrilla después de protagonizar una de sus tardes más rotundas de la temporada. Cortó cuatro orejas y se le vio en plenitud, toreando con esa cadencia y suavidad tan caracteristicas de su concepto. Destacó por importancia el quinto de la tarde, un gran toro de El Pilar con el que vimos a un Manzanares pleno.
Manzanares cortó las dos orejas al quinto de la tarde, un gran toro de El Pilar que el alicantino toreó a placer. Se desmonteraron Curro Javier yLuis Blazquez en banderillas después de vérselas con este quinto, que, informal en su embestida, los puso en aprietos. Desmayado comienzo de faena a este toro de dulce de la ganaderia salmantina que fue bravo y siempre a más en la muleta, embistiendo con transmisión por ambos pitones. Manzanares se adornó con bellos cambios de mano y un final con ayudados por alto. Faena importante rubricada con una estocada entera. Vuelta al ruedo al toro. El segundo fue un astado de Victoriano del Río con mucho motor pero más genio que otra cuestión y que manseó en los primeros tercios. Sin embargo en la muleta se vino arriba y aguantó en el centro del ruedo. Allí lo sujeó Manzanares, que supo pulsearle con gusto y dejarle la muleta bien puesta. La faena tuvo emoción y tras estocada hasta la bola el torero paseó dos orejas.
Paula Zorita (Mundotoro)
José María Manzanares, que lució un lazo negro en la chaquetilla en señal de duelo por la pérdida de su abuelo, le cortó dos orejas importantes al segundo, un toro nada franco en los primeros tercios y al que cuajó en la muleta con una técnica portentosa y una estética impecable. Acertó a dejarle el engaño en la cara para tirar de las embestidas del de Victoriano, que tuvo transmisión y llegó a los tendidos. Bien también al natural, el gran volapié con el que tumbó a su enemigo puso en sus manos el doble trofeo. Sorteó el alicantino al excelente quinto de El Pilar, al que cuajó a placer en los medios del coso de Zorrilla. Impecable Manzanares, en el toreo en redondo, los cambios de mano y los de pecho. Faena de cante grande muy vivida por el público y coronada con un sensacional espadazo en la suerte de recibir. Dor orejas de ley y gran tarde de José María, el mejor de los homenajes al abuelo.
Manuel Illana (aplausos)
Vino a Valladolid la mejor versión de José María Manzanares. Toda la tarde estuvo mandón y firme, pero también acarició a los toros con los engaños. El primero de su lote desparramaba la vista y ofreció complicaciones en el tercio de banderillas, lo cual es bastante expresivo si tenemos en cuenta los laureadísimos componentes de su cuadrilla. Le dosificó los tiempos y las distancias, le dio respiros y le dejó la muleta plantada, dio tandas cortitas de tremenda intensidad. A destacar un soberbio cambio de mano. Mató de estocada y fue premiado con dos orejas. Al segundo suyo le hizo un precioso y variado recibo capotero. En banderillas Curro Javier y Luis Blázquez sortearon las complicaciones del toro y se desmonteraron. Estuvo Manzanares templadísimo , ejecutando magníficas series, dando naturales larguísimos, muy despacio. El toro colaboró, era un buen toro. La última tanda cerrado en tablas, torerísima. Mató recibiendo y paseó otras dos orejas, cuatro en su cómputo final, y el toro recibió el honor de la vuelta al ruedo en el arrastre.
Ana Alvarado (Burladero)
José María Manzanares sorteó en primer lugar un complicado y poco franco de salida toro de Victoriano del Río. Sin embargo, Manzanares le supo dar en la muleta las distancias y toques que el animal necesitaba y se obró el milagro. Faena maciza, elegante y muy técnica sobre ambos pitones, destacando algún natural de cartel. Mató de un estoconazo y paseó dos orejas. El quinto de El Pilar fue un toro con prontitud y fijeza, pese que hizo pasar apuros en banderillas a su cuadrilla, paradigma de la eficacia en la lidia. Saludaron Curro Javier y Luis Blázquez. Manzanares llevó al toro a los medios, y allí le cuajó una faena para enmarcar. Plena de gusto, con desmayo y unos cambios de mano sublimes. Mató de un estoconazo recibiendo y cortó dos orejas rotundas. El toro fue premiado con una merecida vuelta al ruedo.
María Arevalillo (Cultoro)
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