Fernando Carrasco, El Mundo

Anunciar a José María Manzanares en una plaza conlleva saber que se va a presenciar el toreo de los elegidos
Anunciar a José María Manzanares en una plaza conlleva saber que se va a presenciar el toreo de los elegidos. Y en Linares no se iban a quedar con la miel en los labios. Y ojo, con los toros de Benjumea, léase Núñez del Cuvillo. Que tome nota José Tomás.
La faena a su primero fue de las antológicas. Y no sólo ya por cómo toreó, que eso cada día va a más —impresionantes las series por profundidad, aplomo y lentitud en cada muletazo—, sino por la manera de hacer a un toro que se quería ir a tablas. Lo mantuvo en los medios, lo fue pulseando para, luego, hacerlo romper, ora con la diestra en redondos rotundos, ora con la zurda en naturales excelsos, pletóricos.Una explosión de arte total, sin concesiones ni a él mismo. Una faena que estallaba en cada serie, que desembocaba en el trincherazo, el cambio de mano o el de pecho enroscándose completamente al astado de Benjumea. Una obra sublime preñada del arte eterno que sólo poseen los elegidos. Y el Manzana es uno de ellos. La vuelta al toro sobró. En otras manos hubiese estado en tablas a las primeras de cambio.
Tardo fue el sexto. Lo intentó con todas sus fuerzas el alicantino en una faena en la que hubo muletazos con mucho empaque pero, ay, ante un marmolillo que acabó por desesperar al público. Cómo sería el de Benjumea de parado que no consiguió Josemari sacarle una sola serie ligada. Ah, y que quede constancia de la gran actuación, en los dos toros, de Curro Javier, Juan José Trujillo y Luis Blázquez. Los tres, no es noticia, saludaron.
Le faltó un tranco y humillar un punto más al que abrió plaza, con el que Curro Díaz, que cogía la sustitución de Talavante tras su triunfo el día de José Tomás, estuvo solvente con pasajes muy buenos aunque tuvo que torear a media altura. Eso sí, retazos de toreo de calidad, sobre todo con la izquierda, donde de uno en uno cuajó naturales de mucha importancia. Extraordinario el volapié.
ÁNGEL DEL ARCO. IDEAL.ES
De verdad y sólo por vergüenza no he salido de la plaza toreando tras presenciar la faena que ayer realizó el diestro José María Manzanares, ahí queda escrita para la posteridad como dechado de una condición innata para torear. El hijo del maestro Manzanares, ya tan maestro como el padre, regaló al público que acudió a la plaza una de esas faenas, que difícilmente se olvidan por el sentido elegante de un toreo de extraordinaria calidad y por los logros ante un animal de momentos de belleza indescriptibles. El joven maestro derrochó ese sentimiento, del que carecen muchos profesionales y que él lleva con esa facilidad, que sólo poseen las grandes figuras de la fiesta. Faena grandiosa de un prodigio de perfección en las distancias e ideal para el logro altísimo de esos momentos inolvidables, tan difíciles de igualar. Lentitud, temple y gusto exquisito o lo que es mejor imposible poder superarlo.
Manzanares, después de su obra de arte quiso matar en la suerte de recibir, pero al toro no le habían quedado fuerzas para ayudarle y después de cuatro o cinco intentos este colocó todo el acero en el cuerpo de su oponente y logró dos orejas que supieron a poco, o al menos así lo manifestó la plaza, que pidieron sin conseguirlo la concesión del rabo. La única nota desfavorable fue el aviso que el torero tuvo que escuchar al alargarse un poquito por eso de intentar la muerte recibiendo. En el sexto y último de su lote apenas pudo hacer nada porque el toro no sirvió para otra cosa que cumplir el reglamento para estar en disposición de morir y ser arrastrado. Impresionante todo lo que presenciamos en la actuación de José María Manzanares. No podemos silenciar la calidad de una cuadrilla en los que Curro Javier, Juan José Trujillo y Luis Blázquez tuvieron también que desmontarse después de dos tercios de banderillas.
Aplausos.- José Mari Manzanares ha cortado las dos orejas del tercer toro de la tarde en Linares, un animal con el hierro de Benjumea premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre. El ejemplar, muy suelto en los primeros tercios, rompió a embestir en la muleta de Manzanares con nobleza y calidad. El alicantino estuvo tremendo de temple, gusto, calidad, empaque y largura en los muletazos en una labor seguida en pie por los espectadores. Derechazos interminables al igual que al natural en una faena siempre a más. Mató en la suerte de recibir cobrando una estocada en todo lo alto. Su padre, presente en el callejón, le lanzó una chaqueta en plena vuelta al ruedo, gesto que José Mari agradeció fundiéndose con él en un sentido abrazo. Espectacular la cuadrilla de Manzanares en el sexto: sensacional en la brega Trujillo -que en el tercero saludó montera en mano- y enormes Curro Javier y Luis Blázquez con los palos -que también fueron obligados a desmonterarse-. No fue fácil el último de Benjumea, muy tardo y rebrincado que tan sólo duró dos series de muletazos. A partir de ese momento Manzanares insistió en demasía intentando sacar agua de un pozo vacío. Mató de estocada desprendida. […]
Burladero.-  […] Manzanares en el tercero de la tarde ha cortado dos orejas tras una faena basada en la despaciosidad, el temple y el empaque. Dejó muletazos muy largos, llegando mucho a los tendidos y mató de una estocada recibiendo. Cortó dos orejas tras aviso con petición de rabo y se le dio la vuelta al ruedo al toro.
Otro toro soso y parado, el sexto, pero Manzanares comenzó en el centro provocando la embestida del animal. Toréo con mano baja, obligando al toro, intentado sujetarlo para que no huyese a tablas. Mató de una estoca y saludó una ovación.
La cuadrilla de Manzanares saludó tras banderillear a los dos toros del alicantino.
Mundotoro […] José María Manzanares ha revolucionado la Feria de San Agustín de Linares con su faena al tercero de la tarde, un ejemplar de Benjumea de nombre ‘Volandero’, herrado con el número 34 que fue premiado con la vuelta al ruedo. Manzanares llevó a cabo un trasteo sobresaliente que fue premiado con dos orejas y para el que se pidió el rabo. Curro Díaz y El Fandi, los otros dos integrantes del cartel, cortaron una oreja cada uno de una corrida de Benjumea.
José María Manzanares sorteó en tercer lugar un toro que no se definió en los primeros tercios pero al que el alicantino dejó la muleta siempre puesta en una faena de figurón del toreo, que tuvo toreo encajado, cruzado, largura y prpfundidad. El toro mostró mayores cualidades en la muleta del alicantino, que remató su obra de una gran estocada recibiendo. Se le concedieron dos orejas y se le pidió con fuerza el rabo. El toro fue premiado, quizás excesivamente, con la vuelta al ruedo. El sexto fue un toro sin opción que sólo le duró tres muletazos a José María Manzanares. Lo único positivo, que la banda de Linares ejecutó ‘Cielo andaluz’, el pasodoble favorito del torero alicantino. Mató de una estocada levemente protestada y saludó una ovación.