Salía suelto y sin fijeza el tercero de la tarde al que Manzanares consiguió lancear con gusto a pies juntos. Con la muleta en la mano, el de Alicante realizó un bellísimo inicio de faena a media altura, mientras lo sacaba al tercio. Lo remató con un extraordinario trincherazo. El de Garcigrande, apuntó desde el principio su dificultad y José María Manzanares fue trazando muletazos de mucho poder, consiguiendo tandas con mucha transmisión. Por el izquierdo, el diestro procuró sacarle sus virtudes pero el animal tenía cada vez más peligro. Una gran faena de poder que quedó sin premio por el fallo con la espada.
Salió el sexto toro y José María Manzanares puso toda su esperanza en él. Con el capote salió suelto e impidió el lucimiento. Una vez con la muleta, Manzanares, sometió por bajo al animal hasta encelarlo. Dibujó tandas templadas por el pitón derecho ligando los muletazos con torería. Por el pitón izquierdo, el animal reponía y creaba peligro sordo. Volvió entonces sobre la derecha para eclosionar la faena de forma magistral. Paseó una sola oreja en un acto de gran honradez de las dos concedidas por el presidente.
En el tercer toro se desmonteró Antonio Chacón y Daniel Duarte junto con Luiz Blázquez lo hicieron en el sexto toro de la tarde.