José María Manzanares y tres vacas de Las Monjas se midieron en un marco insólito para demostrar que la bravura y el arte del toreo son capaces de emerger en cualquier sitio. Por ello, rozando las tierras virgenes del Coto de Matalascañas, la tauromaquia, ese rito ancestral, se mostró en todo su esplendor. las imágenes que siguen son el testimonio de una tarde mágica, junto al Océano Atlántico. Quizá en ellas puedan, además, escuchar el rumor del mar. Y el rumor que provoca el toreo.
Puede ver el reportaje completo en Cuadernos de Tauromaquia, a la venta en los Quioscos desde el 2 de junio.