El primero en suerte de José María Manzanares acusó su condición desde los primeros compases de la lidia. Salía suelto del capote y no tenía fijeza. Nadie apostaba por la faena, pero Manzanares puso absolutamente todo para conseguir meter al toro en la muleta, hacerlo repetir y poner el pie a la afición de Gijón. Una faena muy meritoria que culminó con una soberbia estocada recibiendo. Clamorosa fue la petición de oreja que fue concedida por el presidente.
Se lastimó el quinto de la tarde y salió el sobrero, herrado con el número 77 y de nombre Africano, de la ganadería titular de José Vázquez. Un animal con escasa fuerza al que Manzanares le dio mucho espacio y tiempo para que se viniese arriba. Fue así como consiguió destapar sus virtudes y cuajar importantes tandas por ambos pitones. No permitió demasiado lucimiento, pero sí una meritoria faena que, junto con otra gran estocada, le valió la segunda oreja.