Tercera puerta grande y cuarto lleno en los tendidos. Esta vez ha ocurrido en Castellón. Es el balance de las cuatro corridas de toros que suma en su haber José María Manzanares.
En la Feria de la Magdalena el triunfo ha llegado tras dos faenas de muy distinto parecer. Al primero, abierto de cara y que salió sin fijeza y sin celo, Manzanares lo trabajó sometiéndolo y propiciando el empaque y la belleza que el animal no permitiría. No se entregó y fue en la faena de muleta cuando mostró todo el carbón que le hacía arder en forma de embestidas sin clase ni fijeza. El diestro lo muleteó con todo el gusto y la profundidad que dejaba el de Cuvillo. Lo puso todo el torero pero el animal acometía sin buenas intenciones. Se sobrepuso a las complicaciones y le arrancó un par de tandas de calidad al natural. Tras un estoconazo cortó una oreja.
Al sexto le cortó otra y pudo expresar su toreo, profundo, relajado, vertical… Primero se encajó a la verónica dejando tres lances y una media esculturales. Sin encontrarse con un gran toro, deslizó la muleta al natural, arrastrando los vuelos con lentitud pasmosa. Los de pecho fueron templados y las tandas con la derecha dominantes y con empaque. Lo aguantó en la suerte de recibir y dejó un espadazo fulminante made in JMM que sirvió de precedente para que la puerta grande se abriera de par en par.