Al finalizar el paseíllo se hizo entrega de una placa conmemorativa y la partitura del pasodoble a José María Manzanares en homenaje al 50 aniversario de la alternativa del Maestro.
En mitad de una tormenta salió el segundo toro de la tarde al que Manzanares cuajó con el capote. Comenzó la faena por abajo, sacándose al animal del tercio. Toreó en redondo por el derecho enlazando los muletazos con gran transmisión y finalizando las tandas con templados pases de pecho. Con la izquierda templó las embestidas del animal para torearlo con gran despaciosidad. Saludó una fuerte ovación tras fallar con los aceros.
José María Manzanares volvió a cuajar con el capote al quinto de la tarde al que lanceó por verónicas tanto a pies juntos como con el compás abierto, para seguidamente homenajear al Maestro por unas exquisitas chicuelinas. Con la muleta, el toro se fue entregando a medida que el de Alicante lo fue haciendo hasta sacar todas sus virtudes. Lo cuajó con ese toreo clásico que pone de acuerdo a todos por ambos pitones. Por el derecho ligó muy despacio series con hondura y por el izquierdo lo toreó con pureza también a cámara lenta. Mató de una soberbia estocada recibiendo y desorejó al de Juan Pedro.
Se desmonteraron en el quinto Mambrú y Luis Blázquez