Emotiva tarde la vivida en Alicante de manos de Enrique Ponce, José María Manzanares y Manuel Manzanares. Los tres a hombros cruzaron la puerta grande tras protagonizar una tarde para el recuerdo.
José María Manzanares, todavía dolorido por la lesión sufrida el pasado 5 de junio en Granada, desorejó a sus dos toros. Dos animales diferentes que tuvieron suerte de caer en unas manos prodigiosas que los condujeron con absoluto temple y perfecto trazo.
En el primer toro, poco pudo apretarse el alicantino con el capote, el animal no derrochaba fuerza aunque después aprovechando su inercia, le sirvió con la muleta. El viento marcó la faena. Actuación asentada en los medios. Soberbio Manzanares con la mano derecha, ligando con dominio y esbelta figura. Levantó al público de sus asientos con dos circulares eternos. La estocada fue brutal y cosechó las primeras dos orejas.
El sexto lo brindó al público, consciente de que podría servirle para triunfar de nuevo. Y así fue, enloquecieron sus paisanos. Limó las ásperas embestidas iniciales y condujo con manos de seda. De nuevo prodigiosa mano derecha. Trazos cargados de calidad y torería. Las mismas que imprimió a un par de series de naturales. Excelente nivel el alcanzado por José María Manzanares. Y como rúbrica otro espadazo monumental y dos orejas más. Puerta grande de mucho peso en homenaje al eterno Manzanares.