Con un lleno en los tendidos, la mejor entrada registrada en la Feria de Fallas 2016, José María Manzanares tuvo que lidiar el peor lote del encierro de Juan Pedro Domecq, sobre todo en lo que a fuerza y fondo se refiere.

Al quinto, jabonero de capa y de bonitas hechuras, lo embebió el torero en los vuelos de su capote, meciendo verónicas de mucho gusto con la figura perfectamente compuesta. Salió a los medios dibujando chicuelinas al paso y un remate materializado en una media con las rodillas en la arena. Lo cuidó en el caballo pero una accidental voltereta hizo posiblementeque el animal se desfondara antes. El inicio muletero por el pitón derecho fue armonioso, templado y de gran calidad pero el público no llegó a entrar en calor por la falta de transmisión del burel. Manzanares lo siguió cuidando pero el de Juan Pedro embestía con menos fuelle por momentos. Al natural, lentitud pasmosa del alicantino. La falta de fuerza hizo que el toro tampoco le ayudara en la suerte suprema. Una fuerte ovación premió la calidad.

En segundo lugar salió de chiqueros un toro más ancho de sienes, que después mostró que estaba vacío por dentro. Fue sin duda el animal de peores condiciones de la corrida. Le faltó empuje, fuerza y raza desde el inicio. Manzanares fue todo disposición y ganas pero el animal embestía con el freno echado y sin entregarse nunca. Lo intentó por ambos pitones, incluso aliviándolo para que el Juan Pedro no tuviera que emplearse. Incluso, llegó a echarse antes de que el torero metiera con habilidad la espada.